Tiene que pasar algo para…
Nos cuesta mucho creer. Hay personas que les resulta más fácil aceptar que existe un hombre volador antes que considerar que un vecino lo está pasando mal. Parece que creemos con más facilidad en unas cosas que otras. Este forma de pensamiento hace que el ser humano se maraville ante el último modelo de dispositivo electrónico y le parezca una tontería una maravillosa puesta de sol.
Victimismo y tristezas
Empezábamos la cuaresma por el desierto. Allí se nos recordaba los problemas que a veces nos encontramos en en la vida. No todo es un camino de rosas. Por muy bien que estemos, siempre nos vamos a tropezar con alguna dificultad. La vida tiene sus momentos mejores y peores. Pero hemos de ser capaces de sacar lo bueno de aquellas dificultades, hemos de ser resilientes.
Elegir adecuadamente
Nuestra vida está llena de elecciones. En algunas ocasiones nuestras decisiones no tienen la mayor importancia, pero, sin embargo, otras pueden cambiar totalmente nuestra vida. Además, por si fuera poco, resulta difícilmente predecible cuáles son las decisiones transcendentes. Así, en cualquier momento, en una milésima de segundo nuestra vida puede cambiar para siempre.
La vida es así de sorprendente y maravillosa. Cambiante, no definida. Con momentos buenos y malos. Pero, sobre todo, con nuestras decisiones. Elegimos continua y diariamente. Desde la ruta para ir al trabajo, pasando por la ropa con la que nos vestimos o el almuerzo que tomamos. Realizamos miles de elecciones diarias que configuran nuestra forma de ser y existir. Leer más…
Ser buena persona
Probablemente, ser buena persona es el mayor elogio que nos pueden dar. Más que ser simpático, amable, bueno… el hecho de que nos digan que somos buenos engloba un montón de atributos que hacen que sea el mayor de los cumplidos. Sin embargo, a veces el hecho de ser así puede confundir y hacer creer que ser bueno es similar a ser un poco tontos y no tener personalidad. Así se tiende a pensar que las personas buenas, cariñosas, amables, son manipulables y no tienen personalidad.
Fe y Vida 