Déjate impresionar

Sin duda muchas cosas nos impresionan cada día. Un coche de último modelo, una nueva tecnología que es capaz de hacer cosas increíbles, una persona muy guapa, alguien que es capaz de realizar proezas increíbles… Precisamente los medios audiovisuales están plagados de situaciones en las que por hacer cosas maravillosas o por lo contrario, son capaces de llamar nuestra atención, nos impresionan. Lo curioso, sin embargo, es que la sencillez, lo bonito, lo pequeño, lo humilde apenas capta la atención.

Déjate impresionar

Hay una frase maravillosa de Eduardo Galeano que dice que “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo” y, sin embargo, parece que siempre vamos corriendo detrás de lo espectacular, de que nos impresionen, de los que tienen muchos seguidores, de quien tiene lujo y quien exhibe fastuosas y grandes cosas. Nadie se deja impresionar por lo pequeño, por lo sencillo.

Es probable que genéticamente tengamos interiorizado que hemos de desear y estar en una buena posición. Es posible que, desde los inicios de la humanidad, nos llamase la atención el líder del grupo y quisiéramos ser cómo él. Es probable que en esos primeros grupos también existieran personas dotadas para la caza, con determinadas habilidades y nos dejáramos impresionar y quisiéramos ser como esa persona. Así, desde entonces, nos gusta estar en los primeros lugares y ser admirados y queridos por el grupo al que pertenecemos.

Hoy Jesús nos llama a la humildad ¿Qué querías ver un hombre elegantemente vestido? —refiriéndose a Juan— Si quieres ver a alguien a quien admirar, tenían que haber ido a un palacio. Querías ver a alguien rodeado de lujos, de sirvientes, de una gran corte, pues ese no era Juan. El profeta es alguien sencillo, haciendo cosas sencillas y haciendo lo que tenía que hacer: preparar el camino.

De Juan, hemos de aprender a valorar, entre otras muchas cosas su humildad. Aunque probablemente pudo, no quiso llevarse ningún mérito. Aunque había personas que lo seguían el no se autoproclamó profeta, sino que siempre habló de Jesús como el “que ha de venir”. No se dejó impresionar por quienes acudían a él, ni a quienes lo valoraban y lo seguían para ser bautizado, siempre hizo referencia a Jesús.

Pero a nosotros nos cuesta… apenas hacemos algo un poco bien y ya nos atribuimos los méritos. Queremos estar en una buena posición y valoramos los lugares destacados en la sociedad. Deberíamos aprender de Juan y cada vez que nos feliciten por algo o que valoren nuestro trabajo digamos: Yo no hago nada por mi, sino por el que ha de venir. O como Jesús mismo dice en el Evangelio, que seamos sus mensajeros: He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino’. En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él.

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About @jebeloal

Aprendiz y profesor n secundaria. Apasionado de la comunicación. Aprendiz de escritor pragmático. Intento ser #SiemprePositivo💪☝️ y feliz y... por supuesto compartirlo con todos

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